Julio 2016
Aguas Brillantes
Llegamos a Colonia Carlos Pellegrini al mediodía desde Mercedes, en auto alquilado. Habíamos intentado el camino la noche anterior, pero por esas casualidades la policía caminera nos aconsejó hacerlo al día siguiente. Las lluvias que duraron días nos hicieron transitar entre vado y vado, sobre la característica tierra colorada. El pueblo, acostumbrado al turismo, se conforma a partir de algunos lodges exclusivos, posadas y casas de familias.
La simplicidad de un carpincho que se deja fotografiar, el yacaré expectante y el ciervo de los pantanos que se mimetiza, junto a otros y al agua y el sol, conforman un sitio donde uno debe tener en alerta todos los sentidos. Nada de lo que te rodea es desechable, y es digno de admiración. Hoy, la tierra del guaraní y del yaguareté se transformó. Algunos puentes bajos, las lanchas que pasan raspando por debajo de estos, y los caballos que te llevan a nado entre pantanos y esteros hacen ser al Iberá.
El olor a tierra húmeda, más la flora y la fauna (junto a los lugareños) hacen de este extenso humedal algo único para la Región.
Esteros del Iberá
La tierra del yaguareté